En Eritrea, a los testigos de Jehová se les persigue con más intensidad que en cualquier otro lugar del mundo. Desde que el país se independizó en 1993, los Testigos han sido torturados, encarcelados y marginados. El gobierno los persigue por su neutralidad en asuntos políticos y por negarse a tomar las armas en contra de su semejante.

Actualmente, en Eritrea hay 54 testigos de Jehová en prisión. En los pasados veintidós años, solo uno de ellos ha sido acusado o juzgado formalmente. Y tres han estado presos desde 1994.

Desde que comenzó esta persecución, varios organismos gubernamentales y organizaciones que velan por los derechos humanos han condenado el trato cruel que se les ha dado a los testigos de Jehová en Eritrea. Pero recientemente la comisión de investigación sobre los derechos humanos en Eritrea, un organismo establecido por las Naciones Unidas, ha hecho que los testigos de Jehová de este país reciban más atención internacional que nunca. En su primer informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, publicado en junio de 2015, la comisión dedicó una sección al trato discriminatorio y abusivo que han recibido los testigos de Jehová.

El 21 de junio de 2016, la comisión presentó al Consejo de Derechos Humanos un segundo informe detallado. En este, le pidió a Eritrea que “respete la libertad de religión o creencias” y “ponga fin a la práctica de detener y recluir arbitrariamente a personas por sus creencias religiosas, en particular a los seguidores de determinados grupos religiosos, como los testigos de Jehová [...], y libere de inmediato y sin condiciones a todas las personas ilícita y arbitrariamente recluidas”.

La comisión concluyó que la “persecución por motivos de religión y etnia” en Eritrea viola las leyes internacionales y constituye un “crimen de lesa humanidad”, es decir, en contra de la humanidad. La comunidad internacional ve este tipo de persecución como una de las violaciones más graves de los derechos humanos. La comisión presentará un informe oral actualizado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 27 de octubre de 2016.

Los testigos de Jehová de todo el mundo están muy preocupados por la situación de sus hermanos en Eritrea. Le piden encarecidamente al gobierno de Eritrea que ponga fin a la persecución de estos cristianos inocentes y les permita disfrutar de sus derechos fundamentales e incuestionables.