¿Qué es la Regla de Oro?
La respuesta que da la Biblia
La expresión Regla de Oro no aparece en la Biblia, pero muchas personas la utilizan para referirse a una norma de conducta que Jesús enseñó. En su famoso Sermón del Monte o Sermón de la Montaña, Jesús dijo: “Hagan por los demás todo lo que les gustaría que hicieran por ustedes” (Mateo 7:12; Lucas 6:31). La Regla de Oro también se ha dicho de esta forma: “Hágales a otros lo que a usted le gustaría que le hicieran” (Encyclopedia of Philosophy).
¿En qué consiste la Regla de Oro?
La Regla de Oro fomenta que tratemos a los demás como nos gustaría que nos trataran. Por ejemplo, a la mayoría de nosotros nos gusta que nos traten con respeto, amabilidad y cariño. Por eso nosotros debemos tratar a los demás de esa forma (Lucas 6:31).
¿Por qué nos beneficia aplicar la Regla de Oro?
La Regla de Oro nos sirve para casi cualquier situación. Por ejemplo:
Para fortalecer el matrimonio (Efesios 5:28, 33).
Para ayudar a los padres a criar a sus hijos (Efesios 6:4).
Para promover buenas relaciones con los amigos, vecinos y compañeros de trabajo (Proverbios 3:27, 28; Colosenses 3:13).
La Regla de Oro sigue el mismo principio que encontramos en la mayor parte de lo que se conoce como el Antiguo Testamento. Jesús dijo que esta regla es un resumen de “la Ley [los primeros cinco libros de la Biblia] y los Profetas [los libros proféticos]” (Mateo 7:12). En otras palabras, la Regla de Oro enseña un principio básico del Antiguo Testamento: el amor al prójimo (Romanos 13:8-10).
¿Se trata de dar para recibir algo a cambio?
No. La Regla de Oro se centra solamente en dar. De hecho, cuando Jesús dio la Regla de Oro, estaba hablando de cómo debemos tratar a nuestros enemigos, no solo a la gente en general (Lucas 6:27-31, 35). Por eso, la Regla de Oro fomenta que hagamos cosas buenas por todos.
¿Cómo puedo poner en práctica la Regla de Oro?
1. Sea observador. Preste atención a los que están a su alrededor. Por ejemplo, puede que vea a alguien que tiene problemas para llevar la bolsa con las compras. Quizá se entere de que algún vecino está hospitalizado o de que un compañero de trabajo está desanimado. Si busca “no solo sus propios intereses, sino también los de los demás”, seguro que encontrará oportunidades para ayudarlos (Filipenses 2:4).
2. Póngase en el lugar del otro. Imagínese que está pasando por la misma situación que la otra persona. ¿Cómo se sentiría? (Romanos 12:15). Si se esfuerza por entender cómo se siente la otra persona, querrá ayudarla.
3. Sea flexible. Tenga en cuenta que todos somos diferentes. Lo que para usted es útil quizá no lo sea para otra persona. Así que, aunque haya muchas cosas que usted pueda hacer por alguien, haga solo lo que la otra persona considere mejor para ella (1 Corintios 10:24).