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CONVERSACIONES CON UN TESTIGO DE JEHOVÁ

¿Por qué debemos recordar año tras año la muerte de Jesús?

¿Por qué debemos recordar año tras año la muerte de Jesús?

Para ver cómo es una conversación con un testigo de Jehová, imaginémonos que una Testigo de nombre Linda visita a una mujer llamada Lucía.

“SIGAN HACIENDO ESTO EN MEMORIA DE MÍ”

Linda: Hola, Lucía. Me alegró verte la semana pasada en la Conmemoración de la muerte de Jesús. * ¿Qué te pareció?

Lucía: Me gustó mucho. Pero la verdad es que no entendí algunas cosas que se dijeron. Había oído hablar de celebrar el nacimiento de Jesús en Navidad y su resurrección en Semana Santa, pero no de celebrar su muerte.

Linda: Sí. Esas son las celebraciones más populares. Pero los testigos de Jehová creemos que recordar la muerte de Jesús año tras año es muy importante. Te puedo explicar por qué en tan solo unos minutos, si tienes tiempo.

Lucía: Pues sí, tengo un rato.

Linda: Bien. La razón principal por la que los Testigos recordamos la muerte de Jesús es porque él mismo lo ordenó. Veamos lo que pasó la noche antes de su muerte. ¿Recuerdas que Jesús tuvo una cena especial con sus apóstoles?

Lucía: Ah, sí. La Última Cena.

Linda: Eso es. También se le llama la Cena del Señor. Pues mientras cenaban, Jesús dio a sus discípulos instrucciones muy claras. Están aquí, en Lucas 22:19. ¿Te gustaría leerlas?

Lucía: OK. Aquí dice: “También, tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: ‘Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí’”.

Linda: Muchas gracias. Fíjate en lo que dijo Jesús al final del versículo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. Y justo antes, Jesús les dijo qué era lo que debían recordar. Les dijo que entregaría su cuerpo, o sacrificaría su vida, a favor de sus discípulos. En Mateo 20:28, Jesús expresa más o menos la misma idea. Mira lo que dice ahí: “El Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”. En resumen, los testigos de Jehová celebramos el aniversario de la muerte de Jesús para recordar el sacrificio que él hizo para rescatarnos. Mediante su muerte podemos obtener salvación si somos obedientes.

¿DE QUÉ NOS SALVA LA MUERTE DE CRISTO?

Lucía: He oído que Jesús murió para salvarnos. Pero la verdad es que no entiendo cómo nos salva su muerte.

Linda: Te comprendo. El tema del rescate, o el sacrificio de Jesús, es un tema profundo. Pero es una de las enseñanzas más hermosas de la Biblia. ¿Podemos hablar un rato más?

Lucía: Sí, aún tengo un poco de tiempo.

Linda: Genial. Estuve repasando el tema recientemente y voy a intentar explicártelo de manera sencilla.

Lucía: Está bien.

Linda: Primero tenemos que entender lo que sucedió cuando Adán y Eva pecaron en el jardín de Edén. Para ello leamos lo que dice Romanos 6:23. ¿Quieres leerlo también?

Lucía: Bueno. Dice: “Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor”.

Linda: Gracias. Analicemos este versículo. Fíjate en que comienza diciendo que “el salario que el pecado paga es muerte”. Esta fue una ley que Dios estableció al inicio de la historia: el salario, o el castigo, por el pecado es la muerte. Por supuesto, al principio nadie había pecado. Dios hizo a Adán y Eva sin pecado, es decir, sin ninguna imperfección. Y sus hijos hubieran nacido también sin pecado. Por eso, no había ninguna razón para que nadie muriera. Tanto Adán y Eva como sus hijos hubieran podido vivir felices para siempre. Pero, como sabes, ocurrió algo que lo desbarató todo. ¿Recuerdas qué fue?

Lucía: Sí, que Adán y Eva comieron de la fruta prohibida.

Linda: Correcto. Y de esa manera pecaron; Adán y Eva desobedecieron a Dios a propósito. Se hicieron imperfectos, pecadores. Aquella elección tuvo horribles consecuencias para ellos y para todos sus descendientes.

Lucía: ¿Y por qué para sus descendientes si nosotros no tuvimos nada que ver?

Linda: Déjame ponerte un ejemplo. ¿Has horneado algo en un molde?

Lucía: Sí, tengo uno para hacer pan.

Linda: Pues imagínate que te compras uno nuevo y, antes de estrenarlo, se te cae al suelo y se deforma por una esquina. ¿Qué pasará con todos los panes que hagas en él? ¿Verdad que saldrán deformados?

Lucía: Claro que sí.

Linda: Del mismo modo, cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios quedaron “deformados” por el pecado. Puesto que pecaron antes de tener hijos, todos sus descendientes nacieron con la misma imperfección y heredaron el pecado. En la Biblia, el pecado no solo se refiere a las cosas malas que hace la gente, sino también a la tendencia a pecar que hemos heredado. Por eso, aunque nosotros no fuimos culpables por lo que hicieron Adán y Eva —ni siquiera habíamos nacido—, todos los seres humanos hemos heredado de ellos la tendencia a pecar. Y como leímos en Romanos 6:23, “el salario que el pecado paga es muerte”.

Lucía: ¿Pero por qué deberíamos nosotros sufrir ese castigo para siempre? No es justo.

Linda: Es verdad, eso no sería justo. Pero tratemos de ver el cuadro completo. La justicia de Dios exigía que Adán y Eva debían morir por lo que habían hecho. Sin embargo, Dios no dejó a sus descendientes sin esperanza. Preparó una vía de escape para esa situación angustiosa. Ahí entra en juego el sacrificio de Cristo. Leamos de nuevo Romanos 6:23. Después de decir que “el salario que el pecado paga es muerte”, el versículo dice que “el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor”. De modo que la muerte de Cristo abre la vía de escape para librarnos del pecado y la muerte. *

EL RESCATE: EL MAYOR REGALO DE DIOS

Linda: Hay otro detalle de ese versículo que me gustaría analizar contigo.

Lucía: ¿Cuál?

Linda: Mira lo que dice aquí: “El don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor”. Si fue Jesús quien tuvo que sufrir y morir para dar su vida en rescate por nosotros, ¿por qué no dice aquí “el don que Jesús da”? *

Lucía: Pfff... ni idea.

Linda: Al desobedecer a Dios en el jardín de Edén, Adán y Eva pecaron contra su Creador. Seguro que aquella rebelión le dolió mucho. Pero Jehová enseguida ideó una solución: una de sus criaturas espirituales vendría a la Tierra, viviría como un ser humano perfecto y daría su vida en rescate por la humanidad. * Así que el rescate es un regalo de Dios. También es un regalo de Dios en otro sentido. ¿Habías pensado en cómo debió de sentirse Dios cuando mataron a Jesús?

Lucía: En realidad no.

Linda: Veo algunos juguetes. ¿Tienes hijos?

Lucía: Sí, tengo dos; un niño y una niña.

Linda: Como madre, tal vez puedas imaginar cómo se sintió Jehová allá en el cielo cuando vio morir a su hijo. ¿Cómo crees que se sintió cuando arrestaron a Jesús, se burlaron de él y lo golpearon? Piensa en el dolor que tuvo que sentir al ver sufrir a su Hijo una muerte lenta y dolorosa en un madero.

Lucía: No había pensado en eso. ¡Qué terrible!

Linda: No sabemos cómo se sintió Dios exactamente. Pero la Biblia sí dice cuál fue el sentimiento que lo llevó a permitir que su Hijo sufriera. En Juan 3:16 lo explica con hermosas palabras. ¿Quieres leerlas?

Lucía: Sí. A ver... dice: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”.

No hay mayor muestra de amor que el rescate

Linda: Gracias. Vuelve al principio del versículo. Ahí dice: “Tanto amó Dios al mundo”. Esa es la clave: el amor. Fue el amor lo que impulsó a Dios a enviar a su Hijo a la Tierra para que muriera por nosotros. No hay mayor muestra de amor. Y eso es lo que los testigos de Jehová recordamos todos los años en el día del aniversario de la muerte de Jesús. No sé si te ha servido lo que hemos hablado...

Lucía: Sí, mucho. Gracias por tu tiempo.

¿Tiene alguna pregunta sobre la Biblia? ¿Le llama la atención alguna costumbre o creencia de los testigos de Jehová? Si así es, ¿por qué no habla con ellos la próxima vez que los vea? A ellos les encantará conversar con usted.

^ párr. 5 Una vez al año, los testigos de Jehová se reúnen la noche del aniversario de la muerte de Jesús para recordar el sacrificio que hizo por nosotros.

^ párr. 32 Otro artículo de esta serie explicará cómo es posible que el sacrificio de Jesús nos libre del pecado y qué tenemos que hacer para beneficiarnos de ese sacrificio.

^ párr. 36 Según la Biblia, Dios y Jesús no son iguales. Si desea saber más, lea el capítulo 4 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, publicado por los testigos de Jehová.