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¿Por qué permite Dios que los poderosos abusen de los débiles?
En la Biblia hallamos algunas historias de personas poderosas que abusaron de los débiles. Por ejemplo, el rey Acab —que gobernó en Israel durante el siglo X antes de nuestra era— quiso quedarse con una viña que pertenecía a Nabot y sus hijos. * La reina, Jezabel, tramó el asesinato de estos a fin de quitársela, y el rey no hizo nada para evitarlo (1 Reyes 21:1-16; 2 Reyes 9:26). ¿Por qué permite Dios este tipo de abusos?
“Dios [...] no puede mentir.” (Tito 1:2)
Una importante razón es que Dios no puede mentir (Tito 1:2). Pero ¿qué tiene que ver eso con el abuso de poder? Bueno, en el principio, Dios les advirtió a los seres humanos que si se rebelaban contra él, morirían; y así fue. Desde la rebelión de Edén, el hombre no ha podido escapar de las garras de la muerte. Y precisamente, la primera muerte fue resultado de un abuso de poder: Caín asesinó a su hermano, Abel (Génesis 2:16, 17; 4:8).
La Biblia dice que desde entonces “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9). Por ejemplo, Jehová les advirtió a los israelitas, su pueblo, que tendrían reyes opresivos, lo cual los haría clamar a él por ayuda (1 Samuel 8:11-18). Hasta el sabio rey Salomón cargó a la nación con impuestos abusivos (1 Reyes 11:43; 12:3, 4). Y otros reyes fueron peores, como Acab. Ahora piense en lo siguiente: si Dios hubiera impedido estos abusos de poder, ¿no se habrían convertido en una mentira sus palabras?
“El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Eclesiastés 8:9)
Por otro lado, Satanás afirma que los seres humanos sirven a Dios por razones egoístas (Job 1:9, 10; 2:4). Si Dios protegiera a sus siervos del abuso de poder, ¿no le estaría dando la razón a Satanás? Y si protegiera a todos los seres humanos, estaría haciéndoles creer una mentira peor: que el hombre puede gobernarse a sí mismo sin ayuda. Pero la Biblia dice lo contrario: que el hombre es incapaz de gobernarse a sí mismo (Jeremías 10:23). Necesitamos que venga el Reino de Dios; solo así acabará la injusticia.
¿Quiere decir lo anterior que Dios está cruzado de brazos? No; hay dos cosas que ya está haciendo. Para empezar, denuncia los abusos de poder. Por ejemplo, su Palabra describe con lujo de detalle la trampa que Jezabel le tendió a Nabot. La Biblia también revela que detrás de esos actos malévolos hay un poderoso gobernante que está tratando de ocultar su identidad (Juan 14:30; 2 Corintios 11:14). ¿De quién se trata? Del Diablo. Al denunciar la maldad y los abusos de poder así como a su causante, Dios nos ayuda a evitar la maldad. De ese modo protege nuestro futuro eterno.
En segundo lugar, Dios nos ofrece la garantía de que acabará con los abusos de poder. La manera en que desenmascaró, juzgó y castigó a Acab y a Jezabel —y a mucha más gente que era como ellos— nos da base para confiar en lo que ha prometido: exigirles cuentas a todos los malos (Salmo 52:1-5). Además, les asegura a las personas que lo aman que pronto revertirá los efectos de la maldad. * En efecto, Nabot y sus hijos vivirán para ver la Tierra convertida en un paraíso libre de injusticias (Salmo 37:34).
^ párr. 3 Vea el artículo “Ejemplos de fe” en esta misma revista.
^ párr. 8 Vea el capítulo 11 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, publicado por los testigos de Jehová.