TEMA DE PORTADA | CONSUELO ANTE LA MUERTE
Cómo dar consuelo
¿Se ha sentido alguna vez impotente, sin saber cómo ayudar a alguien que ha perdido a un ser querido? Quizás no sepa qué decir o qué hacer, así que al final ni dice ni hace nada. Pero hay cosas que sí puede hacer para ayudar.
A veces, es suficiente con estar presente y decir “lo lamento”. En muchas culturas dar un abrazo o un apretón de manos es un modo de expresar interés. Si quien está de duelo quiere hablar, escúchelo con atención. O mejor aún, haga algo por la familia, algo que quizás ellos no puedan hacer, como cocinar o cuidar de los niños, o ayude con los preparativos del funeral si a ellos les parece bien. Esas acciones dicen más que muchas palabras.
Con el tiempo, puede que sienta el deseo de hablar del difunto, quizás recordando alguna de sus cualidades o contando una bonita anécdota. El efecto de esas charlas puede ser muy bueno, tal vez hasta logre sacarle una sonrisa a quien está de duelo. Eso es lo que le ocurre a Pam, quien perdió a su esposo, Ian, hace seis años. Ella comenta: “La gente me cuenta cosas buenas que hizo Ian, cosas que yo ni sabía, y eso me hace sentir muy bien”.
a Muchos que están de duelo agradecen poder hablar de sus sentimientos cuando ya ha pasado algún tiempo.
Algunos especialistas dicen que los dolientes reciben mucha ayuda al principio, pero después de un tiempo, cuando sus amigos vuelven a la rutina, se olvidan de que siguen teniendo necesidades. Por lo tanto, mantenga la comunicación con quienes están pasando por ese trance.Fíjese en el caso de Kaori, una joven japonesa que quedó desolada cuando perdió a su madre y quince meses después, a su hermana mayor. Felizmente, recibió la ayuda constante de buenos amigos. Ritsuko, una amiga bastante mayor que ella, se ofreció para cuidarla como a una hija. “Francamente —comenta Kaori—, no me gustó la idea. Madre solo hay una, y yo no quería que nadie ocupara el lugar de la mía. Pero por su manera de tratarme, me encariñé mucho con Ritsuko, quien se convirtió en alguien muy importante para mí. Todas las semanas predicábamos juntas y también íbamos juntas a las reuniones cristianas. Me invitaba a tomar el té, me traía comida y me escribía tarjetas y cartas. El optimismo de ‘mamá’ Ritsuko me ayudó mucho”.
Ya han pasado doce años desde que murió la madre de Kaori. En la actualidad, ella y su esposo dedican gran parte de su tiempo a hablar de la Biblia a sus vecinos. “‘Mamá’ Ritsuko sigue pendiente de mí —comenta—. Cuando regreso a casa, voy a visitarla y disfruto mucho de su agradable compañía”.
Poli, una testigo de Jehová de Chipre, también se ha beneficiado de la ayuda de los demás. Su esposo, llamado Sozos, era un hombre cariñoso y un pastor cristiano ejemplar. Solía invitar a su casa a los huérfanos y a las viudas de la congregación para comer y pasar un rato agradable juntos (Santiago 1:27). Lamentablemente, murió a los 53 años de un tumor cerebral. Poli reconoce: “He perdido a mi fiel compañero, con quien pasé treinta y tres años de mi vida”.
Después del funeral, Poli se fue a vivir a Canadá con su hijo menor, Daniel, de 15 años. Allí empezaron a reunirse con los testigos de Jehová de la localidad. “Aunque los hermanos de la congregación no conocían las dificultades por las que habíamos pasado, nos arroparon con sus palabras amables y nos ofrecieron ayuda. ¡Qué oportuno fue aquello para mi hijo, que tanto necesitaba a su padre! Los que estaban a cargo de la congregación se interesaron mucho por Daniel. Uno de ellos siempre lo invitaba para que disfrutara de un buen rato en compañía de buenos amigos o para ir a jugar a la pelota”. En la actualidad, Poli y Daniel están bien y son felices.
Sin lugar a dudas, hay muchas maneras de ayudar y animar a quienes han perdido a seres queridos. Vea a continuación cómo la Biblia también nos consuela al hablarnos de una maravillosa y emocionante esperanza para el futuro.
a Hay quien anota en el calendario la fecha de la muerte para acordarse de dar consuelo en esos días, que es cuando más se necesita.