El pez loro. Fabricante de arena
¿DE DÓNDE sale la arena? Tiene varios orígenes. Pero en este artículo hablaremos de uno muy particular: el pez loro.
Este pez se encuentra en los arrecifes tropicales de todo el mundo. Para alimentarse, tritura y traga pedazos de coral, extrae las algas adheridas y defeca el resto en forma de arena. ¿Cómo la fabrica? Se vale de sus potentes mandíbulas en forma de pico de loro y de sus muelas compactas para pulverizar el coral. Algunas especies llegan a vivir hasta veinte años, ¡y sin que se les desgaste la dentadura!
Hay zonas en las que el pez loro muele tanta cantidad de coral muerto, que su producción de arena supera a la de cualquier otro proceso de la naturaleza. Algunos investigadores calculan que el pez loro común produce unos cien kilos (220 libras) de arena al año.
Pero con su dieta consigue algo más. Ya que el pez loro come constantemente coral muerto cubierto de algas, mantiene los arrecifes limpios y en buen estado. En los arrecifes donde la población de herbívoros es escasa, las algas crecen tanto que asfixian poco a poco a los corales. Según el libro Reef Life, “de no ser por los herbívoros, los arrecifes no existirían tal y como los conocemos hoy”.
Después de tanta actividad durante el día, el pez loro merece un buen descanso, y en esto también es peculiar. La noche en los arrecifes está llena de peligros, pues abundan los depredadores. Para poder dormir, este pez se resguarda bajo los arrecifes, aunque este no siempre es el lugar más seguro para esconderse de los hambrientos tiburones.
Así que a fin de protegerse, algunas especies se ponen un “pijama” transparente para pasar la noche. ¿Cómo lo hacen? Segregan una membrana protectora que los envuelve. Los biólogos marinos creen que dicha membrana tiene un olor apestoso que aleja a sus depredadores.
Los peces loro son de los más vistosos y fáciles de encontrar en los arrecifes. Tanto los machos como las hembras tienen colores muy vivos, que van cambiando a medida que crecen. Lo mejor de todo es que no huyen de los humanos en las zonas donde no se les pesca. Esto permite que se les pueda observar sin mucha dificultad.
Bucear cerca de un pez loro y oírlo masticar el coral es una experiencia inolvidable. El pez loro luce sus mejores galas a la vez que conserva los arrecifes para el beneficio de otras criaturas marinas y para nuestro deleite.