Ten una meta
La escuela cobra mayor importancia —y es más divertida— si sabes hacia dónde te lleva.
ESTUDIAR sin una meta es como correr en una pista sin línea de llegada. En la Biblia leemos: “Yo corro, pero no sin saber a dónde” (1 Corintios 9:26, El Libro del Pueblo de Dios). Tener una meta te mantendrá orientado y te hará más suave la transición al mundo laboral. ¿Cómo puedes trazártela?
Pregúntate: “¿Cómo pienso ganarme la vida?”. En vez de dejar la respuesta para más adelante, haz planes con anticipación. ¿Por qué? Míralo de esta manera: si quisieras irte de viaje, primero tendrías que saber a qué lugar te gustaría ir; luego buscarías un mapa con el fin de elegir la ruta más conveniente. Puedes seguir un plan de acción similar en tus estudios. Determina primero a qué quieres dedicarte y después elige los cursos que te permitan llegar a tu destino.
Cuidado: muchos jóvenes están tan empeñados en trabajar únicamente en aquello por lo que sienten verdadera pasión —como la música— que la simple idea de emplearse en algo diferente les resulta intolerable. ¿Qué sería mejor?
Evalúa tus habilidades. ¿Te gustan los trabajos que implican servir a los demás? ¿Eres bueno para la mecánica?, ¿los números?, ¿las finanzas?, ¿reparando cosas?
Considera tus opciones. ¿Qué oficios se adaptan mejor a tus habilidades? Baraja diversas opciones en lugar de obsesionarte con el trabajo de tus sueños. Y piensa en términos prácticos. Por ejemplo: ¿tendrás que endeudarte más allá de tus posibilidades para recibir la capacitación que necesitas?, ¿encontrarás trabajo en la profesión que deseas estudiar en caso de que te mudes?
Analiza qué oportunidades existen. Cuando sepas a qué quieres dedicarte, investiga qué demanda tiene ese tipo de trabajo en el mercado local. ¿Hay posibles empleadores? ¿Existen plazas de aprendiz? ¿Puedes matricularte en cursos vocacionales?
Sugerencia: Asesórate con tus padres, profesores y amigos adultos. Investiga en los periódicos y en Internet.
Conclusión: Tener una meta le dará sentido de dirección y propósito a tu educación.
¿Por qué no comienzas desde ahora? Reflexiona sobre los tres puntos anteriores ahora que todavía estás en la escuela. Escribe tus metas y habla de ellas con tus padres.