¿Casualidad o diseño?
Los bancos de peces
En todo el mundo, los accidentes de tráfico matan cada año a más de un millón de personas y dejan heridas a unos cincuenta millones. En cambio, los peces nadan en bancos, o cardúmenes, de millones de integrantes con prácticamente cero colisiones. ¿Cómo se las arreglan, y qué pueden enseñarnos que nos ayude a reducir el número de choques automovilísticos?
Piense en lo siguiente: En un cardumen, cada pez asimila lo que ocurre en su entorno mediante los ojos y un órgano sensorial llamado línea lateral. Con ellos percibe la posición de los peces que están a su alrededor y, de acuerdo con ello, reacciona de tres posibles maneras.
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Se mantiene al paso de sus vecinos. Iguala la velocidad y mantiene constante la distancia.
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Acorta la separación. Se acerca a los vecinos más distantes.
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Evade el choque. Cambia de dirección para evitar el contacto con los peces más cercanos.
Basándose en estas tres reglas de comportamiento de los cardúmenes, un fabricante de autos japonés ha diseñado un pequeño vehículo robotizado que puede viajar en grupo sin chocar. En vez de ojos, el robot emplea tecnologías de comunicación, y en vez de línea lateral, un localizador láser. La compañía considera que este avance dará pie a la creación de autos “anticolisión” y contribuirá a crear “un entorno de conducción respetuoso con el medioambiente y libre de atascos”.
“Hemos recreado el comportamiento de un banco de peces mediante tecnología electrónica de última generación —comenta Toshiyuki Andou, principal ingeniero del proyecto del vehículo robot—. En un mundo tan motorizado, tenemos mucho que aprender del comportamiento de un banco de peces.”
¿Qué le parece? ¿Serán los bancos de peces producto del ciego azar, o del diseño?