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“Tenemos que prescindir de sus servicios”

“Tenemos que prescindir de sus servicios”

“Tenemos que prescindir de sus servicios”

SUS jefes lo apodaron “el increíble Alfredo”. * Gracias a sus ideas innovadoras, la empresa se había ahorrado muchísimo dinero durante los seis años que llevaba trabajando allí. Así que cuando lo llamaron al despacho de uno de los directivos, lo que Alfredo esperaba era un aumento de sueldo o un ascenso. Pero al llegar, el directivo le dijo sin rodeos: “Tenemos que prescindir de sus servicios”.

Alfredo no se lo podía creer. “Me pagaban bien y me encantaba mi trabajo, pero en un instante todo se derrumbó”, comenta. Su esposa, Adela, también se quedó atónita cuando él le contó lo ocurrido. Ella recuerda así su reacción: “La noticia me dejó helada. ‘¿Y ahora qué vamos a hacer?’, pensé”.

Lo que le ocurrió a Alfredo es lo mismo que les ha sucedido a millones de personas por todo el mundo, tal como se puede apreciar en el gráfico adjunto. No obstante, las frías estadísticas no reflejan el demoledor impacto emocional del desempleo. Veamos el caso de Raúl, un inmigrante peruano que fue despedido tras haber trabajado dieciocho años en un gran hotel de Nueva York. Estuvo buscando empleo, pero no encontró nada. Él explica: “Había mantenido a mi familia durante casi treinta años, pero de repente me sentí un fracasado”.

Lo que le ocurrió a Raúl ilustra un hecho que los desempleados conocen muy bien: que las tensiones causadas por la pérdida del empleo no son solo económicas. Por lo general, el problema ataca la propia dignidad de la persona. Rosa, cuyo esposo, Mateo, pasó más de tres años sin trabajo, lo expresa así: “Empecé a perder la autoestima. Si no tienes nada, la gente te trata como si no valieras nada, y no pasa mucho tiempo antes de que tú también te veas así”.

Por si no bastara con el desgaste emocional, toda persona que ingresa en las filas de los desempleados se enfrenta además al reto de arreglárselas para vivir con menos. Como dice Alfredo: “Cuando teníamos dinero nunca nos planteamos reducir nuestro nivel de vida, pero al estar sin trabajo y seguir con los mismos gastos, nos vimos obligados a simplificar”.

Si usted está buscando trabajo, se enfrenta a la ansiedad que causa el desempleo y es probable que también deba arreglárselas con menos. Veamos en primer lugar dos medidas prácticas que pueden ayudarle a superar los problemas emocionales.

[Nota]

^ párr. 2 En esta serie de artículos se han cambiado algunos nombres.

[Ilustración de la página 3]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Número de desempleados en 2008 en solo tres países

Japón 2.650.000

España 2.590.000

Estados Unidos 8.924.000