Ir al contenido

Ir al índice

Todos somos una sola familia

Todos somos una sola familia

¿CÓMO considera usted a las personas que tienen diferente color de piel o que pertenecen a un grupo étnico distinto? ¿Las ve como iguales? Lamentablemente, hay quienes son racistas, es decir, se consideran de una raza superior. Según la definición de un diccionario popular, racismo es la creencia en “la superioridad de la propia raza frente a las demás, basándose en caracteres biológicos”.

¡Y cuánto daño ha causado el racismo! Los sentimientos de superioridad racial han “servido de justificación para colonizar y esclavizar a otros grupos de personas”, explica el profesor Wen-Shing Tseng en su manual de psiquiatría cultural (Handbook of Cultural Psychiatry). Él añade que en el nombre de la raza “se han justificado desigualdades sociales, económicas y políticas”. ¿Ha desaparecido el problema? No: aun hoy el racismo sigue existiendo en muchas partes del mundo. ¿Tendrá base sólida esta creencia? ¿Qué dicen la ciencia y la Biblia?

¿Qué dice la ciencia?

La genética ha expuesto la falsedad del racismo. Al estudiar poblaciones de distintos continentes, los investigadores han descubierto que las diferencias de ADN entre dos personas elegidas al azar de prácticamente cualquier parte del mundo equivalen a un 0,5%. * De este número tan reducido de diferencias, entre el 86 y el 90% aparecen entre personas del mismo grupo racial, mientras que tan solo un 14% o menos del 0,5% se encuentran entre personas de grupos distintos.

Puesto que “los seres humanos son genéticamente homogéneos —señala la revista Nature—, la genética puede y debe convertirse en el principal medio con el que se ilumine y a la vez se difumine el concepto de raza”.

“Los seres humanos son genéticamente homogéneos”, es decir, básicamente iguales

La idea no es nueva. De hecho, desde 1950, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha publicado una serie de declaraciones dirigidas a combatir el racismo que llevan la firma de antropólogos, genetistas y sociólogos. Con todo, el racismo sigue en pie. Por lo visto, no basta con estar al tanto de los hechos. Tiene que conmoverse el corazón, la fibra íntima del ser. Como dijo Jesús, “del corazón salen razonamientos inicuos” (Mateo 15:19, 20).

Lo que dice la Biblia

La Biblia fue escrita justamente para conmover el corazón. ¿Un ejemplo? Además de establecer la verdad científica de que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra”, también dice que “no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35; 17:26). ¿Quién no se sentiría atraído a un Dios tan equitativo? (Deuteronomio 32:4.)

Jehová desea que le demostremos nuestro amor siendo como él, según podemos leer en Efesios 5:1, 2: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor”. ¿Qué incluye “andar en amor”? Amar a la gente tal como Dios la ama, sin importar su color de piel u origen étnico (Marcos 12:31).

Dios no aceptará la adoración de nadie que tenga un corazón lleno de maldad, odio o prejuicio racial (1 Juan 3:15). De hecho, muy pronto barrerá de la faz de la Tierra a todos los malvados, y solo quedarán quienes copien Su forma de ser. Entonces, todos los humanos seremos de verdad, física y espiritualmente, una sola familia (Salmo 37:29, 34, 38).

^ párr. 5 Las relativamente pocas diferencias genéticas entre personas pueden ser importantes en medicina, dado que al parecer, algunas enfermedades tienen un componente genético.