Mi librito de color rosa
Mi librito de color rosa
RELATADO POR CYNTHIA NEWELL
CUANDO tenía siete años, una niña que iba a la escuela en el mismo autobús que yo en Shreveport (Luisiana, Estados Unidos) me ofreció un librito de color rosa titulado Escuchando al Gran Maestro. Me dijo que me lo podría quedar por cincuenta centavos, así que vino a mi casa y juntas contamos uno por uno los cincuenta centavos.
Aquel librito rosa me encantaba. Poco después de obtenerlo enfermé y me hospitalizaron, así que, a fin de consolarme, mi familia me leía mi libro favorito. No obstante, como el librito estaba pensado principalmente para niños pequeños, según me fui haciendo mayor lo leía cada vez menos. El libro me había enseñado lecciones importantes pero necesitaba un entendimiento más profundo. Decidí asistir a una iglesia diferente cada semana en busca de respuestas bíblicas a mis preguntas. Sin embargo, no encontré explicaciones satisfactorias.
Para cuando llegué a la adolescencia, la religión ya no era tan importante para mí, aunque anhelaba tener más conocimiento de la Biblia y la leía con regularidad. Un día me fijé en que una compañera de clase no tomaba parte en el juramento de lealtad a la bandera. Le pregunté por qué no lo hacía y me dijo: “Ya le he dado mi lealtad a Jehová, así que ¿cómo podría dársela a él y a la bandera al mismo tiempo?”. Aquello me pareció de lo más lógico, pero me preguntaba quién era Jehová.
Mi compañera de clase tenía una respuesta bíblica para todas las dudas que yo le planteaba. Yo me preguntaba: “¿Cómo aprendió todo esto? Somos de la misma edad y, sin embargo, sabe muchísimo de la Biblia”. Ella me lo aclaró: “Aprendí de la Biblia en el Salón del Reino”. Así que acepté de muy buena gana su invitación para asistir a una reunión el domingo. Había visitado todas las iglesias de la ciudad, pero por alguna razón no había ido al Salón del Reino de los Testigos de Jehová. Ese domingo comprendí que había encontrado un lugar donde se enseñaba la verdad de la Biblia.
Al terminar la reunión me acerqué al mostrador de publicaciones, y allí, en el estante más alto, vi un ejemplar de mi librito de color rosa. Habían pasado diez años desde que la niña del autobús me lo dio, así que me había olvidado de ella. Pero entonces me acordé que había sido Nancy, la misma muchacha que me había invitado a la reunión.
Posteriormente comencé a recibir clases bíblicas una vez a la semana y progresé con rapidez. Había aprendido tanto de mi librito de color rosa que enseguida entendía las explicaciones que se me daban en el estudio bíblico. No tardé en dedicar mi vida a Jehová, y
me bauticé en 1985, cuando contaba 18 años de edad. Entretanto, Nancy se había mudado a Florida y perdimos el contacto.Unos años después me casé. En 1991, mi esposo, Drew, y yo emprendimos el ministerio de tiempo completo como precursores en una pequeña ciudad al este de Texas. Pero no tenía ni idea de lo que habría sido de Nancy. Entonces, una noche, mientras leía La Atalaya del 1 de diciembre de 1992, me puse a gritar: “¡He encontrado a Nancy! ¡He encontrado a Nancy!”. Allí estaba, en la foto de la última graduación de Galaad. Ella y su esposo, Nick Simonelli, habían sido asignados al país sudamericano de Ecuador.
En el año 2006 mi esposo y yo nos ofrecimos como voluntarios para proyectos internacionales de construcción de los testigos de Jehová. Nos emocionó muchísimo saber que nuestra primera asignación sería el proyecto de ampliación de la sucursal de Ecuador. El primer día que pasé en la sucursal apareció Nancy, que por casualidad estaba de visita. Nos vimos y nos abrazamos, estábamos juntas de nuevo treinta y dos años después de que me hubiera proporcionado el librito de color rosa. Me siento enormemente agradecida a Jehová por aquel libro y por la niñita que me lo ofreció.
[Ilustraciones y recuadro de la página 23]
HAN INFLUIDO EN LA VIDA DE MILLONES DE PERSONAS
En el año 2003, cuando Escuchando al Gran Maestro llevaba treinta y dos años imprimiéndose, se publicó una edición revisada con el título Aprendamos del Gran Maestro. Hasta la fecha, de estos dos libros, que tratan sobre las enseñanzas de Jesús, se han impreso más de sesenta y cinco millones de ejemplares en más de cien idiomas. Si lo desea, los testigos de Jehová de su localidad le facilitarán un ejemplar del libro Aprendamos del Gran Maestro.
[Ilustraciones de la página 23]
Recuadros: de niñas, cuando nos conocimos
Cynthia
Nancy
Fondo: años después, en la sucursal de Ecuador