Obsesión por la belleza
Obsesión por la belleza
MARÍA * es una joven a la que le va bien en la vida y que forma parte de una encantadora familia. Sin embargo, no es feliz. ¿La causa? Está descontenta con su aspecto físico. Aunque sus familiares intentan animarla, María cree que dista mucho de ser bonita y por ello se deprime.
José se crió en un hogar respetable y no tiene motivos aparentes para ser infeliz. No obstante, piensa que nunca encontrará pareja. ¿Por qué? Porque considera que es poco agraciado, incluso feo, y está convencido de que ninguna mujer que valga la pena se fijará en él.
A sus ocho años, a Luis le gusta ir a la escuela y es bastante sociable. Disfruta jugando con sus compañeros de clase, pero a menudo lo hacen llorar con sus burlas. Dicen que está gordo.
Estos no son casos aislados. Atribuirlos sencillamente a que María, José y Luis no tienen amor propio tal vez sea simplificar demasiado el problema. La realidad es que a nadie le gusta sentirse rechazado debido a su físico.
Sin embargo, la sociedad concede excesiva importancia a este asunto. De hecho, a menudo parece que el éxito depende de la buena presencia. Da la impresión, por ejemplo, de que las personas más atractivas gozan de mayor número de oportunidades en el mercado laboral. Pilar Muriedas, una de las directoras de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, reconoce que en el caso de las mujeres “tener buena imagen es uno de los principales requisitos para el éxito”. Y según la psicóloga Laura Martínez, toda mujer sabe bien que al final “cuenta mucho la imagen a la hora de contratarla”.
Claro, también numerosos hombres han caído víctimas de la obsesión de tener un cuerpo “perfecto”. En realidad, gran cantidad de personas de ambos sexos están dispuestas a todo en su búsqueda de la belleza, e incluso han llegado al punto de pasar hambre o de someterse a dolorosos tratamientos para obtener el mejor rostro o figura posibles. ¿Merece la pena tanto esfuerzo? ¿Conlleva esa búsqueda algún peligro?
[Nota]
^ párr. 2 Se han cambiado los nombres.
[Ilustración de la página 3]
El aspecto físico a veces determina las oportunidades que le ofrecen a uno