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Origami, el arte de plegar papel

Origami, el arte de plegar papel

Origami, el arte de plegar papel

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN JAPÓN

IMAGÍNESE que un papel se convierte en una hermosa grulla tridimensional. Del grácil cuerpo se proyectan dos imponentes alas extendidas, y del esbelto cuello, una elegante cabeza con su singular pico. Parece mentira, pero surgió doblando un cuadrado en exactamente doce pasos.

La elaboración de una pasmosa variedad de modelos plegando, abriendo y curvando una hoja es un arte japonés que en la lengua del país se llama origami (literalmente, “papel plegado”) y en español, papiroflexia o cocotología. Aunque no se conocen con exactitud sus raíces, esta práctica se remonta en Japón a la antigua costumbre de efectuar complejos dobleces en los documentos. Se cree que fue en la época de Edo (1603-1867) cuando este pasatiempo se universalizó en la nación y pasó a incorporar nuevas técnicas de plegado. Desde entonces se ha transmitido de una generación a otra, siendo los maestros los padres y abuelos. Muchos nipones recuerdan con cariño el asombro que sentían en la infancia al ver a sus madres manipulando diestramente un papel para formar bellísimas figuras.

Según las características de las realizaciones, hay dos estilos básicos: el clásico y el creativo. Mientras que el primero elabora con métodos centenarios grullas, ranas, barcos, globos, insectos y plantas, el último se aparta de la tradición para crear grandes dinosaurios, así como intrincados insectos y objetos.

Hoy día se aplican en la arquitectura y otros campos los principios del origami. Gracias a él se han diseñado productos útiles, y también se ha brindado a ancianos e incapacitados una magnífica terapia de rehabilitación.

Está a su alcance

¿Cuáles son los secretos de esta afición? La modalidad tradicional no es difícil ni exige instrumental o aprendizaje especiales, sino únicamente cuidado y observación. Claro, hay que usar el material adecuado y seguir unos principios al plegar. Con paciencia y precisión, todos obtendremos auténticos primores.

Podemos recurrir a cualquier papel (de periódico, de propaganda, de regalo...), eligiendo el tamaño y los tonos en función del elemento que vaya a realizarse. Sin embargo, si queremos algo delicado, debemos seleccionar bien el color y no olvidar que, además del plegado, importa el material. En lo posible, deben usarse hojas preparadas para este fin o, aún mejor, washi, papel japonés hecho a mano. *

Con la mayoría de las creaciones es esencial partir de un cuadrado perfecto. Compruebe que está bien cortado juntando las esquinas opuestas y doblándolo por la mitad para hacer un triángulo. Los bordes deben coincidir.

A fin de que la figura sea armoniosa, doble la hoja de modo que los bordes y las esquinas coincidan bien, y haga pliegues firmes. Cuando la doble a la mitad para formar un triángulo, emplee los dedos pulgar e índice para sujetar con fuerza y precisión dos ángulos opuestos, y pliegue el papel por la base con la otra mano. En el caso de que desee obtener un rectángulo, cerciórese de que las esquinas superiores encajen bien; luego sostenga firmemente los bordes superiores bien alineados y pliegue por la base.

Con algunos modelos a veces hay que hacer primero pliegues y luego deshacerlos para obtener la curvatura que exige el siguiente paso. Se obtienen otros efectos arqueando, plisando, enrollando, frunciendo, empujando, abriendo o volteando el papel.

Esta destreza puede practicarse en cualquier momento y lugar. Una vez dominada, le bastará con disponer de un papel. Sus dedos serán los autores de muchos modelos tradicionales e incluso de innovaciones propias. Si se guía por diagramas, cabe la posibilidad de que se sienta frustrado. Por ello, no desperdicie la ocasión si conoce a alguien experimentado que esté dispuesto a iniciarle en el arte de plegar papel.

[Nota]

^ párr. 9 Véase el artículo “Washi: secular artesanía papelera de Japón” (¡Despertad!, 8 de enero de 1992).