¿Adónde va a parar el agua?
¿Adónde va a parar el agua?
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN AUSTRALIA
“¡QUÉ horror!”, fue lo primero que pensé al ver que un líquido grisáceo salía a borbotones del desagüe del cuarto de baño y amenazaba con convertir mi apartamento en un maloliente pantano. Llamé enseguida al fontanero. Mientras lo esperaba desalentado, con la boca seca por los nervios y los calcetines empapándose, me pregunté: “¿De dónde viene toda esta agua?”.
Al tiempo que desobstruía con paciencia el desagüe, el plomero me explicó que el ciudadano medio emplea entre 200 y 400 litros de agua al día, lo que supone un consumo anual de 100.000 litros por cada hombre, mujer o niño. Entonces le pregunté: “¿Cómo es posible que uno utilice tanta agua? ¡Desde luego yo no bebo semejante cantidad!”. “No —contestó—, pero todos los días se ducha o se baña, usa el inodoro y quizás pone la lavadora o el lavavajillas. Estas y otras comodidades de la vida moderna hacen que gastemos el doble de la que usaban nuestros abuelos.” De pronto me asaltó otro interrogante: “¿Adónde va a parar toda esa agua?”.
Descubrí que los desechos que tiramos diariamente por el desagüe son tratados de modo diferente dependiendo del país o incluso de la ciudad donde residamos. En algunas partes del mundo, esta es una cuestión de vida o muerte (véanse los recuadros de la pág. 27). ¿Qué tal si me acompañan a la planta depuradora de mi localidad para ver adónde va el agua y por qué, sin importar dónde vivamos, deberíamos pensárnoslo bien antes de verter algo por el desagüe o el inodoro?
Visita a la depuradora
De seguro están pensando que una depuradora de aguas residuales no es un lugar muy agradable, y estoy de acuerdo. Sin embargo, la mayoría de nosotros necesitamos una de estas instalaciones para que nuestra ciudad no se ahogue en sus propios desechos; además, todos podemos contribuir a su buen funcionamiento. Así que dirijámonos a la planta de tratamiento primario de Malabar, justo al sur del famoso puerto de Sydney. ¿Cómo llega hasta allí todo lo que sale de mi cuarto de baño?
Cada vez que me ducho o que vacío el lavamanos o la cisterna del inodoro, el agua se va por el desagüe y termina en la depuradora. Tras un recorrido de 50 kilómetros, estos residuos se unen a los 480 millones de litros que recibe todos los días la planta.
Ross, el guía, me explica por qué la depuradora no es desagradable ni a la vista ni al olfato: “Gran parte de las instalaciones se encuentran bajo tierra, lo cual nos permite atrapar los gases y canalizarlos hasta los filtros de aire (una fila de chimeneas gigantescas en forma de botella). Dichos filtros neutralizan los malos olores, y entonces se devuelve a la atmósfera el aire limpio. Por eso, aunque la
depuradora está rodeada de miles de casas, solo recibo unas diez llamadas de queja al año por los malos olores”. No cabe duda de que el lugar adonde Ross me lleva a continuación es la fuente de dichas emanaciones.¿Qué son las aguas residuales?
Mientras descendemos y nos adentramos en la planta, el guía explica: “Las aguas residuales se componen en un 99,9% de agua. El resto son desechos domésticos, sustancias químicas y pequeños sólidos de distinta naturaleza. Aquí vienen a parar las aguas de las casas e industrias situadas en una extensión de 55.000 hectáreas. Llegan a través de 20.000 kilómetros de tuberías y entran a la planta a una altitud de dos metros bajo el nivel del mar. Primero pasan por una serie de rejillas, las cuales retienen
tejidos, piedras, papeles o plásticos. Después se introducen en las cámaras de arena, donde las burbujas de aire sacan a flote la materia orgánica mientras que la arena —o la materia inorgánica—, por ser más pesada, se asienta en el fondo. A continuación se retiran los sólidos inorgánicos y se envían a un vertedero, y el líquido restante asciende por bombeo 15 metros hasta los tanques de sedimentación”.Estos tanques ocupan una extensión comparable a la de un campo de fútbol, y al visitarlos uno se percata de cuánto se quejarían los vecinos si el sistema de purificación del aire no funcionara tan bien. Con el lento fluir del agua por los tanques, los aceites y la grasa suben a la superficie, donde son recogidos. Las pequeñas partículas sólidas se posan en el fondo formando una especie de lodo, que unos grandes brazos mecánicos retiran para su posterior tratamiento.
El fluido residual procesado desemboca en el lecho oceánico (a una profundidad de entre 60 y 90 metros) por un canal de desagüe subterráneo de tres kilómetros de largo. Las fuertes corrientes costeras lo dispersan, y la capacidad desinfectante del agua salada termina la depuración. El lodo, que permaneció en la planta, se bombea a unos grandes tanques llamados digestores anaerobios, donde ciertos microorganismos descomponen la materia orgánica liberando gas metano y produciendo un lodo más estable.
De lodo a fertilizante
Aliviado al volver a respirar aire fresco, sigo a Ross hasta la superficie y allí nos subimos a uno de los tanques herméticos que contienen el lodo. “Empleamos el metano producido por los microorganismos para hacer funcionar los generadores eléctricos de la planta —me comenta Ross—. De este gas obtenemos el 60% de la energía que requiere la depuradora. Desinfectamos el lodo estabilizado y le añadimos cal para convertirlo en un fertilizante útil y rico en nutrientes llamado biosólido. Tan solo la depuradora de Malabar produce anualmente 40.000 toneladas de biosólidos. Hace diez años, el lodo no se trataba, sino que era incinerado o arrojado al océano; ahora aprovechamos mejor este recurso.”
Ross me entrega un folleto que dice: “Los bosques de [Nueva Gales del Sur] han crecido entre un 20 y un 35% tras su fertilización con biosólidos”. La misma publicación añade que ‘los trigales abonados con este desecho orgánico han aumentado su rendimiento hasta un 70%’. Eso me hace pensar que es seguro utilizar los biosólidos compostados para fertilizar las flores de mi jardín.
El efecto bumerán
Al finalizar la visita, el guía me recuerda que tirar pintura, pesticidas, medicinas o aceite por el desagüe puede suponer la muerte de los microorganismos que se emplean en la depuradora, lo que interrumpiría el proceso de reciclaje. Hace hincapié en que ‘los aceites y las grasas obstruyen las tuberías igual que obstruyen nuestras arterias, y que los pañales desechables, los tejidos y los plásticos que se echan por el inodoro no se van, sino que taponan las cañerías’. Como he aprendido, con la basura pudiera producirse un efecto bumerán: “se lanza” por el inodoro, pero tarde o temprano “vuelve” a uno porque ha atascado el desagüe. Así que la próxima vez que se duchen o vacíen la cisterna o el lavabo, piensen en adónde va a parar el agua.
[Ilustración y recuadro de la página 25]
De aguas residuales a agua potable
Los varios millones de habitantes del condado californiano de Orange, donde llueve muy poco, han hallado una solución innovadora al problema de las aguas residuales. En vez de verter cada día millones de litros directamente en el océano, los devuelven casi todos a la red. Esta hazaña se ha efectuado durante años con la ayuda de una depuradora en la que, además del tratamiento primario, se efectúan uno secundario y otro terciario, cuya finalidad es purificar el líquido elemento hasta que esté tan limpio como el que se bebe normalmente. A continuación se mezcla con agua de pozo y se devuelve al acuífero, lo que, además de reabastecerlo, evita que se filtre el agua salada y lo deteriore. Hasta un 75% del agua que se consume en la zona procede de esta reserva subterránea.
[Recuadro de la página 27]
Cinco formas de ahorrar
□✔ Si la llave del agua no cierra bien, reemplace las arandelas, pues quizás esté perdiendo 7.000 litros al año.
□✔ Compruebe que el inodoro no tenga fugas, ya que pudiera estar derrochando 16.000 litros anuales.
□✔ Instale una ducha economizadora, que solo gasta nueve litros por minuto, frente a los 18 que consumen las duchas normales. Así, una familia de cuatro llega a ahorrar 80.000 litros al año.
□✔ Si la cisterna del inodoro tiene doble pulsador, vacíela solo hasta la mitad cuando sea necesario. De esta forma, una familia de cuatro ahorrará más de 36.000 litros anuales.
□✔ Instale en las llaves del agua un atomizador a chorro de burbujas; son relativamente baratos y reducen el caudal a la mitad sin disminuir su eficacia.
[Recuadro de la página 27]
Un problema mundial
“Todavía viven sin agua potable y limpia más de 1.200 millones de personas, y 2.900 millones sin sistemas de saneamiento adecuados, lo cual provoca enfermedades que ocasionan cada año 5.000.000 de víctimas mortales, en su mayoría niños.” (Segundo Foro Mundial del Agua, celebrado en La Haya [Países Bajos].)
[Ilustraciones de la página 26]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
La depuradora de aguas residuales de Malabar (esquema)
1. Las aguas residuales entran en la planta
2. Rejillas
3. Cámaras de arena
4. Hacia el vertedero
5. Tanques de sedimentación
6. Hacia el océano
7. Digestores anaerobios
8. Generadores eléctricos
9. Tanque de almacenaje de biosólidos
[Ilustraciones]
Los digestores anaerobios transforman el lodo en fertilizante y gas metano
El metano se quema para producir electricidad