¿Qué opina Dios de la violencia?
El punto de vista bíblico
¿Qué opina Dios de la violencia?
LA VIOLENCIA está generalizada y presente en muchos ámbitos: además de caracterizar las guerras, se observa en las escuelas, en los trabajos, en los deportes y en el entretenimiento, así como en el mundo de las bandas callejeras y en el de las drogas. Hasta el maltrato doméstico parece ser habitual en muchas familias. Por ejemplo, un estudio indicó que, en Canadá, 1.200.000 hombres y mujeres fueron agredidos por sus propias parejas al menos una vez durante un período reciente de cinco años. Otra investigación reveló que cerca del cincuenta por ciento de los hombres que golpean a sus esposas también maltratan físicamente a sus hijos.
Sin duda, a casi todos nos horrorizan tales episodios de violencia. No obstante, esta se ha convertido en uno de los ingredientes principales de la mayoría del entretenimiento actual. Al público no solo le fascina la brutalidad ficticia de las películas, sino también la retransmisión televisiva de peleas en la vida real. En muchos países, los deportes favoritos son el boxeo y otros que fomentan la agresividad. Pero ¿qué opina Dios de la violencia?
Un largo historial de violencia
A lo largo de la historia se han cometido un sinnúmero de actos sanguinarios. La primera agresión física por parte de un ser humano mencionada en la Biblia se halla en Génesis 4:2-15. Caín, el primogénito de Adán y Eva, sintió celos de su hermano Abel y lo asesinó a sangre fría. ¿Cómo reaccionó Dios ante aquello? La Biblia indica que Jehová castigó severamente a Caín por acabar con la vida de su hermano.
En Génesis 6:11 leemos que más de mil quinientos años después de aquel incidente, la tierra estaba “llen[a] de violencia”. De nuevo, ¿cuál fue la reacción divina ante dicha situación? Jehová ordenó al justo Noé que construyera un arca, la cual los mantendría a salvo a él y su familia mientras Él enviaba un diluvio sobre la Tierra para ‘arruinar’ aquella sociedad desenfrenada (Génesis 6:12-14, 17). Pero ¿por qué se hizo tan cruel la gente de aquel entonces?
La influencia de los demonios
El relato de Génesis revela que algunos hijos angélicos de Dios se volvieron desobedientes y, tras adoptar una forma humana, se casaron con mujeres y tuvieron descendencia (Génesis 6:1-4). Sus hijos, los llamados nefilim, fueron hombres de tamaño y fama extraordinarios. Bajo la influencia demoníaca de sus padres, se convirtieron en bravucones pendencieros. Cuando las aguas del Diluvio subieron y cubrieron la Tierra, esa prole malvada pereció. Pero, al parecer, los demonios abandonaron su forma material y volvieron al reino de los espíritus.
La Biblia explica que tales ángeles rebeldes han ejercido desde entonces gran influencia sobre la humanidad (Efesios 6:12). A su líder, Satanás, se le denomina el primer “homicida” (Juan 8:44). Por consiguiente, las atrocidades que ocurren en la Tierra podrían calificarse adecuadamente de demoníacas, o satánicas.
En Proverbios 16:29, la Biblia nos advierte del poder de atracción de la violencia: “El hombre de violencia seduce a su prójimo, y ciertamente lo hace ir por un camino que no es bueno”. En la actualidad se induce a muchas personas a aprobar, fomentar o cometer actos brutales. Además, se atrae a millones para que disfruten del entretenimiento que exalta la agresividad. Las palabras de Salmo 73:6 pueden utilizarse para describir adecuadamente a la generación actual. Dice el salmista: “La altivez les ha servido de collar; la violencia los envuelve cual prenda de vestir”.
Dios odia la violencia
¿Cómo deberían comportarse los cristianos en medio de este mundo conflictivo? Encontramos buenas directrices al respecto en el relato bíblico sobre dos hijos de Jacob: Simeón y Leví. Su hermana Dina buscó la compañía de la gente inmoral de Siquem, lo que llevó a que un siquemita la violara. En represalia, Simeón y Leví mataron sin compasión a todos los hombres de la ciudad. Posteriormente y bajo inspiración divina, Jacob maldijo la cólera incontrolada de sus hijos con las siguientes palabras: “Simeón y Leví son hermanos. Instrumentos de violencia son sus armas de degüello. En su grupo íntimo no entres, oh alma mía. Con su congregación no vayas a unirte” (Génesis 49:5, 6).
En armonía con este consejo, los cristianos evitan relacionarse con quienes fomentan o practican la brutalidad. Es evidente que Dios odia a quienes la fomentan, pues la Biblia menciona: “Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia” (Salmo 11:5). A los cristianos se les exhorta a evitar cualquier forma de cólera incontrolada, incluido el abuso verbal (Gálatas 5:19-21; Efesios 4:31).
¿Desaparecerá alguna vez la violencia?
Habacuc, un profeta de la antigüedad, preguntó a Jehová Dios: “¿Hasta cuándo clamaré a ti por socorro contra la violencia?” (Habacuc 1:2). Quizás nosotros nos hayamos preguntado lo mismo. Dios respondió a Habacuc y le aseguró que eliminaría al “inicuo” (Habacuc 3:13). El libro profético de Isaías también ofrece esperanza, pues contiene esta promesa divina: “Ya no se oirá la violencia en tu tierra, despojo violento ni quebranto dentro de tus límites” (Isaías 60:18).
Los testigos de Jehová confían en que Dios borrará muy pronto de la Tierra todo tipo de enfrentamientos y a quienes los fomentan. Cuando llegue ese momento, en vez de estar llena de violencia, “la tierra se llenará de conocer la gloria de Jehová como las aguas mismas cubren el mar” (Habacuc 2:14).
[Ilustración de la página 16]
La violencia comenzó cuando Caín asesinó a Abel