La verdad sobre las celebraciones populares
La verdad sobre las celebraciones populares
LOS símbolos de Halloween son fáciles de identificar: las brujas, los fantasmas, las calabazas, las hogueras y la expresión trick or treat (“travesura o golosina”), con la que esa noche los niños amenazan a sus vecinos para que les den golosinas. Pero ¿qué hay detrás de esta celebración y otras similares? Halloween también se conoce por el nombre de All Hallow Even, es decir, víspera del día de Todos los Santos. Sin embargo, este nombre supuestamente cristiano oculta orígenes que están muy lejos de ser santos. De hecho, los entendidos dicen que esta fiesta se remonta a un tiempo muy anterior al cristianismo: la era en la que los antiguos celtas habitaban Gran Bretaña e Irlanda. Estos utilizaban un calendario lunar y dividían el año en dos estaciones: los meses oscuros de invierno y los meses claros de verano. En la noche de luna llena más próxima al 1 de noviembre celebraban la fiesta *
de Samhain, término que significa “Final del Verano”.Dicha festividad, que señalaba el comienzo del año nuevo celta, tenía lugar al final del verano, una vez recolectada la cosecha y cuando los rebaños y las manadas ya habían sido recogidos de los pastos y se encontraban en los cercados. Los celtas creían que, como los días se hacían más cortos, era necesario reavivar al Sol con una serie de ritos y sacrificios. Como símbolo de la desaparición del año viejo, se apagaban todos los fuegos y, para inaugurar el año nuevo, se encendían hogueras sagradas de las que todos los miembros de la comunidad tomaban brasas para volver a prender la lumbre de sus hogares. También se creía que a los malos espíritus se los ahuyentaba con aquellas hogueras, de las que hoy día se puede ver un reflejo en la Noche de Guy Fawkes, de Gran Bretaña, y en las festividades de junio, de Brasil.
Según la creencia popular, en la fiesta de Samhain se abría el velo que separaba el mundo humano del sobrenatural, y los espíritus, buenos y malos, vagaban por la Tierra. Como se pensaba que las almas de los muertos regresaban a sus casas, las familias sacaban comida y bebida para sus visitantes fantasmales con la esperanza de apaciguarlos y protegerse del mal. De modo que cuando hoy día los niños disfrazados de fantasmas o brujas van de casa en casa en Halloween amenazando con una travesura si no se les da una golosina, están perpetuando inconscientemente los antiguos ritos de la fiesta de Samhain. Jean Markale dice lo siguiente en su libro Halloween, histoire et traditions (Halloween: historia y tradiciones): “Al recibir algo en sus manos, los niños establecen, en un plano simbólico incomprensible para ellos, un intercambio fraternal entre el mundo visible y el invisible. De ahí que las mascaradas de Halloween [...] sean, de hecho, ceremonias sagradas”.
Como la gente creía que habían desaparecido las barreras entre el mundo físico y el sobrenatural, pensaba que los seres humanos podían pasar con facilidad al mundo de los espíritus. De modo que Samhain era una ocasión sumamente propicia para desentrañar los secretos del futuro. Dado que las manzanas y las avellanas se consideraban frutos de árboles sagrados, se utilizaban para adivinar información tocante al matrimonio, la enfermedad y la muerte. Por ejemplo, en una tina de agua colocaban una serie de manzanas identificadas con una marca. El joven o la joven que agarraba una valiéndose solo de la boca podía, supuestamente,
identificar a su futuro cónyuge. Esta práctica adivinatoria subsiste hoy día en el juego de Halloween consistente en tratar de atrapar con los dientes unas manzanas que flotan en agua.Otras características de la fiesta de Samhain eran la borrachera, la diversión estrepitosa y la pérdida de inhibiciones. “Los valores tradicionales, si no se descartaban, se invertían —dice Markale—. Lo que estaba prohibido se permitía, y lo permitido se prohibía.” Halloween todavía refleja este espíritu en la actualidad, lo que sin duda explica bastante bien su creciente popularidad. Según The Encyclopedia of Religion, esta fiesta es hoy día “una ocasión en la que los adultos también pueden cruzar los límites culturales y liberarse de su identidad permitiéndose una noche de frivolidad sin inhibiciones. Así que la característica fundamental de la fiesta celta, la de una noche al año de evasión de las realidades y expectativas normales, ha perdurado hasta el siglo XX”.
Rivalidad religiosa
Los irlandeses que emigraron a Estados Unidos en el siglo XIX huyendo de la hambruna ocasionada por la gran escasez de papas, introdujeron en ese país la fiesta de Halloween y sus costumbres. Y de allí la ha vuelto a recibir Europa en los últimos años. Sin embargo, no todos ven con buenos ojos su creciente popularidad. Según el diario francés Le Monde, “Halloween, festividad que coincide con la del día de Todos los Santos y la del día de los Difuntos (1 y 2 de noviembre), y hasta podría reemplazarlas, hace felices a los comerciantes e infunde pánico en los eclesiásticos”.
En Francia, a los representantes de la Iglesia les preocupa la decadencia de las fiestas católicas tradicionales a causa de la festividad de Halloween, y ven este fenómeno como una señal de la “paganización de la sociedad”. Para Stanislas Lalanne, portavoz de la Conferencia Episcopal Católica de Francia, Halloween ‘desfigura el significado de la vida y la muerte’. Jean Bonfils, obispo de Niza, dijo que “esta celebración y sus rituales no tienen nada que ver con nuestra cultura mediterránea y cristiana”, y previno a los católicos contra “la fiesta más importante de los satanistas del mundo entero”.
Respecto al abandono de las tradiciones católicas por parte de los franceses en favor de tales fiestas paganas, Hippolyte Simon, obispo de Clermont-Ferrand, afirma: “Es como si la sociedad francesa estuviera buscando una especie de religión civil capaz de reemplazar el
simbolismo cristiano”. También escribe: “Con Halloween se imita a los muertos, y sus ‘fantasmas’ regresan para asustarnos y amenazarnos con la muerte. En el día de Todos los Santos, por el contrario, afirmamos que los difuntos están vivos y que tenemos la promesa de que nos uniremos de nuevo a ellos en la Ciudad de Dios” (Vers une France païenne? [¿Hacia una Francia pagana?]).En esta misma línea, Carlo Maria Martini, cardenal de Milán (Italia), instó a los italianos a que no abandonaran las fiestas católicas y dijo: “Halloween es ajeno a nuestra tradición, la cual tiene un inmenso valor y debe continuar. El día de los Difuntos es una celebración que pertenece a nuestra historia. Es el momento en el que se abre la esperanza de la vida eterna, un momento en el que el Señor nos hace comprender que la vida abarca más que la existencia terrenal”. Seguramente hay muchos católicos sinceros que opinan lo mismo. Ahora bien, ¿es tan obvia la distinción entre Halloween y el día de los Difuntos como estos comentarios nos quieren hacer creer? ¿Qué nos revela un examen minucioso de las raíces de estas festividades católicas?
Una mascarada santa
El día de Todos los Santos se define en The Catholic Encyclopedia como una fiesta para “honrar a todos los santos, conocidos y desconocidos”. A finales del siglo segundo, los supuestos cristianos empezaron a honrar a los que habían sufrido martirio por su fe y, creyendo que ya estaban con Cristo en el cielo, les pedían en oración que intercedieran a su favor. Se inició una conmemoración anual el 13 de mayo * del año 609 ó 610 E.C., cuando el papa Bonifacio IV consagró a María y a todos los mártires el Panteón, templo romano dedicado a todos los dioses. Markale dice: “Los santos de la religión triunfante pasaron a ocupar el lugar de los dioses romanos”.
El cambio de fecha al mes de noviembre tuvo lugar durante el pontificado de Gregorio III (731-741 E.C.), quien consagró en Roma una capilla a todos los santos y mandó que se les honrara el 1 de noviembre. Aunque no se sabe exactamente por qué lo hizo, tal vez se debió a que en Inglaterra ya se celebraba dicha festividad en esa fecha. The Encyclopedia of Religion dice: “Samhain siguió siendo una fiesta popular de los celtas durante la cristianización de Gran Bretaña. La Iglesia británica trató de desviar el interés que existía en las costumbres paganas incorporando en el calendario una celebración cristiana en la misma fecha que la fiesta de Samhain. [...] Es posible que la conmemoración medieval británica del día de Todos los Santos haya dado lugar a la celebración universal de esta fiesta por parte de toda la Iglesia cristiana”.
Markale señala la creciente influencia en toda Europa de los monjes irlandeses de la época. La New Catholic Encyclopedia añade: “Los irlandeses solían destinar el primer día del mes a fiestas importantes, y como el 1 de noviembre era también el comienzo del
invierno celta, sería una fecha apropiada para una festividad dedicada a todos los santos”. Finalmente, en 835 E.C., el papa Gregorio IV la convirtió en fiesta universal.En el siglo XI, los monjes de Cluny (Francia) fijaron el 2 de noviembre como el día de los Difuntos, festividad en la que se elevan plegarias para ayudar a las almas del purgatorio a alcanzar la gloria celestial. Si bien pretende ser una fiesta católica, es obvio que había cierta confusión en la mente de la gente de término medio. La New Catholic Encyclopedia dice que “en la Edad Media existía la creencia popular de que las almas del purgatorio podían aparecerse ese día en la forma de fuegos fatuos, brujas, sapos, etc.”.
Al no poder desarraigar las creencias paganas del corazón de sus feligreses, la Iglesia simplemente las ocultó tras una máscara “cristiana”, como pone de relieve The Encyclopedia of Religion al decir: “La festividad cristiana, el día de Todos los Santos, conmemora a los santos conocidos y desconocidos de la religión cristiana, tal como la fiesta de Samhain reconocía y rendía homenaje a las deidades celtas”.
Cómo debemos ver las celebraciones populares
¿Debería preocuparnos mucho el oscuro pasado de Halloween y otras celebraciones similares? Al fin y al cabo, en la mente de la mayoría de las personas, Halloween no es mucho más que una ocasión para disfrazarse y divertirse. Pero ¿no es cierto que los padres deben asegurarse de que la forma de esparcimiento que sus hijos escojan sea sana y no les perjudique?
A un inspector escolar de Francia con más de veinte años de experiencia docente se le preguntó qué tipo de influencia creía él que ejercía en los niños la fiesta de Halloween. Su respuesta fue: “Temo que, a la larga, el hecho de ir de casa en casa amenazando a los adultos para obtener golosinas tenga consecuencias nocivas en los niños. Puede fomentar una personalidad egoísta y egocéntrica. Aprenden que haciendo presión, exigiendo con amenazas y asustando, pueden conseguir lo que quieren”. De modo que los padres deberían preguntarse qué “lecciones” aprenderán sus hijos al celebrar esa fiesta.
Muchas familias reconocen que ceder a las exigencias de los niños en lo que tiene que ver con las golosinas y los disfraces puede resultar bastante costoso. “Halloween [...] no es un día festivo; es la comercialización de un acontecimiento”, dice Robert Rochefort, director general del Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de las Condiciones de Vida, de Francia. Halloween llena un período de calma previo al de las compras
navideñas. Es decir, no es más que otra manera de presionar a la gente para que gaste dinero, dinero que muchos no pueden permitirse el lujo de gastar. ¿Tenemos que dejarnos llevar por la corriente en este asunto?De todas formas, a los cristianos les preocupa aún más el hecho de que Halloween y otras celebraciones similares estén saturadas de paganismo. El apóstol Pablo escribió: “No quiero que ustedes tengan nada en común con los demonios. No pueden beber de la copa del Señor y, a la vez, de la copa de los demonios” (1 Corintios 10:20-22, Versión Popular, 1994). También preguntó: “¿Qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad? No puede haber armonía entre Cristo y el diablo, ni entre un creyente y un incrédulo” (2 Corintios 6:14-16, Versión Popular, 1983). De modo que la Biblia condena categóricamente la idea de ocultar una práctica pagana tras una máscara cristiana.
Las Escrituras también previenen contra el espiritismo (Deuteronomio 18:10-12). Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los que celebran Halloween dirían que les repelen las prácticas satánicas, deberíamos tener presente que esta fiesta siempre ha tenido mucha relación con el ocultismo. De modo que puede ser una puerta al espiritismo, en especial para los jóvenes influenciables. Los ritos y tradiciones paganos con tintes espiritistas obviamente no tienen cabida en la adoración cristiana; no son nada inofensivos.
Finalmente, está el hecho de que tanto Halloween como el día de Todos los Santos y el día de los Difuntos se basan en la creencia de que los muertos sufren o de que de alguna manera pueden perjudicar a los vivos. Sin embargo, la Biblia indica claramente que tales creencias no son ciertas, pues dice: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). De ahí que aconseje: “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [la sepultura común de la humanidad], el lugar adonde vas” (Eclesiastés 9:10). Como los muertos están inconscientes y, por lo tanto, no pueden sufrir ni perjudicar a nadie, no tenemos nada que temer de ellos. Además, las oraciones para ayudarlos tampoco son de utilidad alguna. ¿Significa esto que no existe ninguna esperanza para nuestros difuntos? No. La Biblia nos garantiza que “va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15). *
Con el conocimiento viene la libertad de elección. No se puede esperar que tomemos decisiones inteligentes si no conocemos todos los hechos. Tras analizar lo que se ha presentado en estos artículos, ¿qué decidirá usted?
[Notas]
^ párr. 2 Es posible que Samhain no sea, como suele decirse, el nombre del dios celta de la muerte, sino el de la fiesta en sí. Según Jean Markale, especialista francés en los celtas, la figura que se honraba durante la fiesta de Samhain era probablemente Lug, el dios de la luz.
^ párr. 13 Por cierto, esta fecha coincidía con la fiesta romana de las Lemurias, celebrada los días 9, 11 y 13 de mayo para aplacar las almas de los difuntos e impedir que se aparecieran a sus parientes y les hicieran daño.
^ párr. 24 Si desea más información sobre la enseñanza bíblica de la resurrección, vea el cap. 9, titulado “¿Qué les sucede a nuestros difuntos?”, del libro El conocimiento que lleva a vida eterna, editado por los testigos de Jehová.
[Comentario de la página 6]
Halloween perpetúa la mentira de que los muertos están vivos
[Comentario de la página 7]
Los ritos de adivinación celtas subsisten en los juegos de Halloween
[Ilustración de la página 6]
Halloween proviene de una fiesta celta en la que probablemente se adoraba a Lug, el dios de la luz
[Ilustración de la página 6]
Cementerio con antiguas cruces celtas
[Ilustraciones de las páginas 6 y 7]
Tratar de atrapar con los dientes unas manzanas que flotan en agua es un juego con raíces celtas
[Reconocimiento]
De la revista The Delineator de octubre de 1911
[Ilustración de la página 8]
El papa Bonifacio IV consagró el Panteón pagano de Roma a María y a todos los mártires de la Iglesia
[Ilustraciones de la página 9]
¿Qué influencia ejerce la fiesta de Halloween en sus hijos?
[Ilustración de la página 10]
Los cristianos verdaderos disfrutan de esparcimiento sano en familia