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Ciudad de Astaná

TIERRAS Y GENTES

Una visita a Kazajistán

Una visita a Kazajistán

LOS kazajos son, por tradición, un pueblo nómada. Incluso hoy en día, los pastores llevan el ganado a pastar a diferentes lugares según la estación. Pasan los veranos en zonas montañosas más frescas y, cuando se acerca el frío invernal, descienden con sus rebaños a tierras más templadas.

Aunque algunos kazajos viven en modernas ciudades, muchas de sus tradiciones, platos típicos y artesanías reflejan el estilo de vida nómada de sus antepasados. Además, poseen un gran legado cultural de poesía, canciones y música, que interpretan con instrumentos autóctonos.

La yurta, típica casa portátil de los nómadas, se ha convertido en un símbolo de armonía entre el hombre y la naturaleza. Los pastores aún la prefieren, y quienes viven en las ciudades las utilizan para eventos especiales. También son cómodos alojamientos para turistas. El interior de una yurta es una muestra de la maestría con la que las mujeres kazajas realizan bordados, tejidos y alfombras.

Interior de una yurta

Las familias que viven en el campo valoran mucho sus caballos. Existen al menos 21 palabras en kazajo para caballo, cada una con diferentes matices, y más de 30 palabras y expresiones para describir el color de su pelaje. Un buen caballo sigue siendo un regalo costoso y muy apreciado. En las zonas rurales, los hombres aprenden a montar a caballo desde pequeños.

La comida típica kazaja siempre contiene carne y no suele ser picante. Las bebidas favoritas son el kumis, elaborado con leche de yegua y que se considera muy beneficioso para la salud, y el shubat, preparado con leche de camella, que es cremoso y un poco ácido.

En Almaty está la sucursal de los testigos de Jehová, y todos los visitantes son bienvenidos.

El escurridizo leopardo de las nieves pasa los veranos en las elevadas montañas de Kazajistán.