¿Cómo puedo dejar de pensar en el sexo opuesto?
CAPÍTULO 29
¿Cómo puedo dejar de pensar en el sexo opuesto?
“ME PASO el día entero pensando en las chicas. Ni siquiera tengo que verlas para empezar a soñar despierto —dice un joven llamado Michael—. Es frustrante. ¡A veces no logro concentrarme en nada!”
¿Te ocurre lo mismo que a Michael? Quizá te sientas como si tu mente te hubiera declarado la guerra y te bombardeara sin parar con pensamientos sobre el sexo opuesto. “La mente lo lleva a uno a hacer cosas absurdas —confiesa Michael—. A veces doy todo un rodeo en el estacionamiento o en el supermercado solo para ver de cerca a una chica bonita.”
Con todo, recuerda que los deseos sexuales no son malos en sí mismos. Dios creó al hombre y a la mujer para que se sintieran atraídos el uno por el otro y para que pudieran satisfacer esos deseos, eso sí, dentro del matrimonio. Por lo tanto, el que un joven soltero tenga fuertes impulsos sexuales no significa que sea una mala persona ni que vaya a caer en la inmoralidad. Si te lo propones, puedes mantenerte limpio en sentido moral. Pero para lograrlo, tendrás que controlar tus pensamientos. ¿Quieres saber cómo?
Elige bien tus compañías. Si tus compañeros de clase empiezan a hablar de sexo, tal vez no quieras ser diferente y te sientas tentado a participar en la conversación. Pero si lo haces, te costará más trabajo mantener bajo control tus pensamientos. “¿Qué se supone que haga entonces? ¿Levantarme y marcharme?”, puede que preguntes. Sí, eso es lo que debes hacer. ¡Y no tienes por qué avergonzarte! Muchas veces encontrarás la forma de
irte sin convertirte en el blanco de las burlas y sin parecer que te crees mejor que ellos.Evita las películas y la música inmorales. Obviamente, no toda la música ni todas las películas son malas. Pero sí es cierto que gran parte del entretenimiento actual fomenta la inmoralidad. ¿Y qué es lo que nos aconseja la Biblia? “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Corintios 7:1.) Así pues, evita cualquier forma de diversión que alimente los deseos inmorales. a
El problema de la masturbación
Algunos jóvenes tratan de calmar sus deseos sexuales masturbándose. Pero esto pudiera llevarlos a tener problemas graves. La Biblia aconseja a los cristianos que se controlen: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia” (Colosenses 3:5). En realidad, masturbarse no disminuye la intensidad del “apetito sexual”, sino todo lo contrario: lo aviva.
Tito 3:3). ¿Cómo puedes librarte entonces de esa mala costumbre? El primer paso es contárselo a alguien. Un cristiano que durante años luchó contra este hábito dijo: “Cuando era joven, nunca me atreví a contarle mi problema a nadie. ¡Lamento tanto no haberlo hecho! La conciencia me molestó por años, y también se vio perjudicada mi relación con otras personas y, sobre todo, con Jehová”.
Además, la masturbación puede convertirte en esclavo de tus deseos (¿No sabes con quién hablar? ¿Por qué no pruebas con uno de tus padres? Otra opción es hablar con un cristiano maduro de la congregación. Podrías empezar diciendo que te gustaría comentarle algo que te preocupa mucho.
Un joven de nombre Andrés abordó a un superintendente cristiano, y se alegra mucho de haberlo hecho. “Mientras me escuchaba, se le llenaron los ojos de lágrimas —recuerda—. Lo primero que me dijo cuando terminé de hablar fue que Jehová me amaba mucho. Luego me comentó que mi problema era algo bastante común. Además, prometió estar pendiente de cómo me iba y dijo que buscaría más información en las publicaciones bíblicas. Después de hablar con él, me decidí a no darme por vencido, aunque tuviera recaídas.”
Mario decidió hablar con su padre, quien fue muy comprensivo y hasta le confesó que él también había tenido ese problema cuando era joven y que le había costado dejarlo. “Me animó mucho que papá fuera tan franco conmigo —dice Mario—. Pensé que si él lo había conseguido, yo también podría. Me impresionó tanto su reacción que no pude contenerme y me eché a llorar.”
Andrés y Mario no son la excepción. Si ellos dejaron el hábito de masturbarse, tú también puedes lograrlo. Así que si recaes, no te rindas: puedes ganar la batalla. b
Controla tu mente
El apóstol Pablo dijo: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo” (1 Corintios 9:27). Cuando te vengan a la cabeza malos pensamientos, ¿por qué no tratas de ser tan estricto contigo mismo como lo fue Pablo? Si aun así no consigues librarte de esos pensamientos, intenta hacer algo de ejercicio. La Biblia dice que “el ejercicio del cuerpo sirve para algo” (1 Timoteo 4:8, Versión Popular, 1983). Puede que sea suficiente con dar una caminata a paso rápido o hacer un poco de actividad física.
Eso sí, nunca subestimes la ayuda que puede darte nuestro Padre celestial. “Cuando siento fuertes deseos sexuales, le suplico a Dios que me ayude”, dice un joven. Es verdad, Dios no hará que milagrosamente dejes de pensar en el sexo opuesto. Pero con su ayuda, encontrarás la forma de pensar en otras cosas.
[Notas]
b Encontrarás más información sobre este tema en el capítulo 25 del primer volumen.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas.” (Filipenses 4:8)
UNA SUGERENCIA
Si estás luchando contra la masturbación y sufres una recaída, ¡no te des por vencido! Piensa qué te llevó a recaer y trata de no repetir el error.
¿SABÍAS ESTO?
Aquello en lo que más piensas moldea tu personalidad e influye en lo que haces (Santiago 1:14, 15).
¡MANOS A LA OBRA!
Si veo que estoy pensando demasiado en el sexo opuesto, voy a... ․․․․․
Esto es lo que haré cuando mis compañeros se pongan a hacer comentarios con doble sentido o vulgares: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué no son malos los deseos sexuales?
● ¿Por qué tienes que dominar tus impulsos sexuales?
● ¿Qué tipo de entretenimiento puede hacer que fantasees sobre el sexo opuesto?
● ¿Por qué deberías irte cuando tus compañeros se ponen a hacer comentarios con doble sentido o vulgares?
[Comentario de la página 240]
“Cuando empiezo a fantasear con cosas que me excitan, trato de pensar en algo diferente y me repito que esos impulsos irán desapareciendo.” (Scott)
[Ilustración de la página 239]
¿Verdad que nadie dejaría que un virus se introdujera en su computadora? ¿Por qué dejar entonces que los pensamientos inmorales entren en la mente?