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¿Y por qué tantas reglas?

¿Y por qué tantas reglas?

CAPÍTULO 22

¿Y por qué tantas reglas?

Escribe algunas normas que hay en tu casa. ․․․․․

¿Crees que las reglas que ponen los padres son siempre justas?

□ Sí □ No

¿Cuál es la que más te cuesta obedecer? ․․․․․

EN CASA, las reglas del juego las dictan los padres. Por lo general, tienen que ver con las tareas escolares, los quehaceres del hogar, la hora de volver a casa y el uso del teléfono, la televisión o la computadora. Puede que también abarquen el comportamiento que los hijos deben tener en la escuela y la elección de sus amigos.

¿Sientes que te asfixian con tantas normas? Tal vez concuerdes con los siguientes comentarios:

“No soportaba tener que regresar a casa a una hora fija y que los demás pudieran quedarse hasta más tarde.” (Allen.)

“Estoy harta de que me controlen las llamadas del celular. ¡Me tratan como a una niña!” (Elizabeth.)

“Parecía que mis padres estaban empeñados en acabar con mi vida social y en dejarme sin amigos.” (Nicole.)

Con todo, aunque muchos jóvenes desobedecen las normas de sus padres, la mayoría reconoce que sin ellas reinaría el caos en el hogar. Pero si de veras son necesarias, ¿por qué a veces resultan tan agobiantes?

“¡Ya no soy un niño!”

Quizá estés indignado por las restricciones que te ponen y sientas ganas de gritar a los cuatro vientos que ya no eres un niño. Tus padres, por su parte, pudieran pensar que con sus normas te protegen y te preparan para ser un adulto responsable.

Aun así, tal vez creas que, aunque tú vas creciendo, las reglas siguen siendo las mismas que cuando eras niño. Es posible que te sientas molesto, como le pasó a Beatriz. “Ya no se acuerdan de que también fueron jóvenes —comenta—. No les gusta que opine, ni que decida por mí misma... en fin, que ya sea una mujer adulta.” Una chica llamada Allison se lamentó así: “Tengo 18 años, pero mis padres me tratan como si tuviera 10. ¿Por qué no confían más en mí?”.

Para colmo de males, tienes la impresión de que a tus hermanos les dan más libertad. Puede que por esto se te haga aún más difícil obedecer a tus padres. Eso es lo que le ocurría a Matthew cuando era adolescente. “Las niñas —explica él refiriéndose a su hermana menor y a sus primas— siempre se salían con la suya.”

¿Preferirías un hogar sin reglas?

Es comprensible que no quieras estar siempre bajo la autoridad de tus padres. Pero ¿de veras te conviene vivir sin reglas de ningún tipo? Seguro que conoces a jóvenes de tu edad que pueden volver a casa tan tarde como quieran, ponerse lo que se les antoje y salir con sus amigos a donde sea y cuando sea. Quizá sus padres están tan ocupados que ni se enteran de lo que hacen los hijos. En cualquier caso, la Biblia indica que este tipo de crianza no da buenos resultados (Proverbios 29:15). Cuando las personas se crían sin que nadie les ponga límites, se convierten en adultos desconsiderados y egoístas. Y esto explica la falta de amor que vemos hoy en el mundo (2 Timoteo 3:1-5).

En vez de envidiar a los jóvenes que tienen toda la libertad del mundo, recuerda que las normas de tus padres son una muestra del amor que sienten por ti. En realidad, al ponerte límites razonables están imitando a Jehová Dios, que dijo: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8, Nueva Versión Internacional).

De todos modos, a veces pudieras sentirte agobiado por las normas. ¿Qué puedes hacer entonces?

Comunicación eficaz

La buena comunicación con tus padres es clave en dos sentidos: te permitirá obtener más libertad y te ayudará a estar más contento con la que ya tienes. ¿Y si has intentado hablar con ellos, pero no consigues nada? Tal vez necesites mejorar la forma en que lo haces. La comunicación es fundamental para que te entiendan y para que tú comprendas por qué a veces no te dejan hacer lo que quieres. Si deseas que te traten como a un adulto, tendrás que comunicarte como un adulto. Veamos algunas recomendaciones para que puedas lograrlo.

Aprende a controlarte. Para comunicarte eficazmente, necesitas autodominio. La Biblia afirma que “el estúpido deja salir” sin control su mal genio, pero el “sabio lo mantiene calmado” (Proverbios 29:11). ¿Crees que lograrás algo con protestas, malas caras o rabietas? Cuando tus padres te prohíben algo, tal vez te dan ganas de irte dando un portazo o tirando las cosas a tu paso. Sin embargo, con ese comportamiento es muy probable que no consigas más libertad, sino más restricciones.

Trata de entender a tus padres. Tracy, una joven cristiana que vive con su madre, dice: “Siempre intento comprender qué trata de lograr con sus normas”. ¿Y a qué conclusión llega? “Quiere ayudarme a ser mejor persona.” (Proverbios 3:1, 2.) Si tú también te pones en el lugar de tus padres, mejorarás la comunicación con ellos.

Imagínate que no te dejan salir con un grupo de amigos. En vez de protestar, podrías proponerles a tus padres que te dejen ir acompañado por un amigo maduro en quien ellos confíen. Pero puede que no sea esa la cuestión que les preocupe, y por eso no te den permiso. Sin embargo, una vez que entiendas sus razones, tal vez logres proponerles algo que sí acepten.

Gánate su confianza. Por ejemplo, cuando alguien compra algo a plazos con una tarjeta de crédito, cada cierto tiempo debe pagar al banco una suma de dinero. En caso de que cumpla puntualmente con todos sus pagos, se ganará la confianza del banco, y puede que hasta le den más crédito en el futuro. Pues bien, tú también tienes una deuda que pagar a tus padres: les debes obediencia. Si ven que siempre les haces caso —incluso en cosas pequeñas—, te tendrán más confianza. Pero si les fallas una y otra vez, no te sorprendas si te reducen el “crédito” o, peor todavía, si te lo cancelan.

Si has desobedecido alguna norma

Tarde o temprano, es probable que pases por alto alguna norma. Tal vez llegues a tu casa después de tu hora límite, pases demasiado tiempo hablando por teléfono o no cumplas con alguna de tus obligaciones en el hogar (Salmo 130:3). Y entonces, ¿qué les vas a decir a tus padres cuando te pidan explicaciones? ¿Qué puedes hacer para no empeorar las cosas?

Di la verdad. No andes inventando cuentos; no es una buena idea. Lo único que lograrás es que te tengan menos confianza. Es mejor que seas honrado y digas exactamente lo que pasó (Proverbios 28:13). No trates de justificarte ni restes importancia a tus acciones. Y acuérdate de que “la respuesta, cuando es apacible, aparta la furia” (Proverbios 15:1).

Discúlpate. Es bueno que pidas perdón a tus padres por haberlos preocupado y decepcionado o por todas las molestias que les hayas causado. Además, eso podría suavizar el castigo. Eso sí, tu arrepentimiento debe ser sincero.

Afronta las consecuencias (Gálatas 6:7). Tu primera reacción quizá sea la de protestar por el castigo, en especial si te parece injusto. No obstante, lo mejor es que trates de recuperar la confianza de tus padres demostrando madurez y haciéndote responsable de tus actos.

Escribe en cuál de los tres puntos anteriores necesitas esforzarte más. ․․․․․

Recuerda que tus padres tienen el deber de supervisar hasta cierto grado lo que hagas. De hecho, en la Biblia se hace referencia al “mandamiento [del] padre” y a la “ley de [la] madre” (Proverbios 6:20). Sin embargo, las reglas no tienen por qué amargarte la existencia. Al contrario, Jehová promete que si respetas la autoridad de tus padres, te irá bien en la vida (Efesios 6:1-3).

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 3 DEL PRIMER VOLUMEN

EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

¿Qué puedes hacer si uno de tus padres abusa del alcohol o las drogas?

TEXTO BÍBLICO CLAVE

“Honra a tu padre y a tu madre [...] para que te vaya bien.” (Efesios 6:2, 3)

UNA SUGERENCIA

Si quieres que tus padres te den más libertad, primero aprende a respetar sus normas y gánate su confianza al ser obediente. Así será más probable que te dejen hacer lo que les pides.

¿SABÍAS ESTO?

Según ciertos estudios, cuando los padres hacen cumplir bondadosamente las normas, es más probable que sus hijos sobresalgan en los estudios, se lleven bien con los demás y sean más felices.

¡MANOS A LA OBRA!

Si alguna vez desobedezco una regla de mis padres, debería decirles esto: ․․․․․

Para ganarme su confianza, esto es lo que puedo hacer: ․․․․․

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

¿Por qué pudieras pensar a veces que tus padres te protegen demasiado?

¿Por qué hay momentos en que te sientes abrumado por las normas que te ponen?

¿Qué puedes hacer para mejorar la comunicación con ellos?

[Comentario de la página 183]

“Cuando eres joven, piensas que lo sabes todo. Por eso te enojas si tus padres te ponen restricciones. Pero la verdad es que lo hacen por tu bien.” (Megan)

[Recuadro de la página 186]

¿es de veras favoritismo?

“¿Por qué mis padres no nos tratan igual a todos?”, quizá te preguntes. En realidad, si los padres trataran igual a todos sus hijos, no estarían siendo justos. Y es que la justicia no siempre implica tratar a todos de la misma manera. Así que en lugar de centrarte en cómo tratan a tus hermanos, fíjate en cómo te han tratado a ti. ¿Acaso no han estado a tu lado cuando necesitabas su ayuda y apoyo? Entonces, ¿puedes decir con sinceridad que han sido injustos contigo? Además, los padres no les dan el mismo trato a todos sus hijos porque cada uno tiene necesidades distintas. Esa es la conclusión a la que llegó Beth, de 18 años. Ella reconoce: “Mi hermano y yo somos muy diferentes, y necesitamos que se nos trate de forma distinta. No sé por qué antes no lo podía ver así”.

[Ilustración y recuadro de la página 189]

Página de ejercicios o actividades

habla con tus padres

En los capítulos 21 y 22 aprendiste cómo reaccionar ante las correcciones y las reglas de tus padres. Si crees que son muy estrictos en alguno de estos campos y quieres hablar con ellos del asunto, ¿cómo podrías hacerlo?

Elige un momento en que te sientas tranquilo y tus padres no estén demasiado ocupados.

Sé sincero, pero no te dejes dominar por las emociones. Exprésate con el debido respeto.

Si piensas que tus padres son demasiado críticos contigo, podrías decirles: “De veras me esfuerzo por hacer bien las cosas. Pero todo me cuesta más trabajo cuando siento que siempre me están criticando. ¿Podríamos hablar?”.

Escribe cómo iniciarías tú una conversación de este tipo con ellos.

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UNA IDEA: Utiliza el capítulo 21 para romper el hielo. Es probable que ellos no tengan ningún inconveniente en comentarlo contigo.

Si crees que tus padres no te dan suficiente libertad, podrías decirles: “Quisiera demostrarles que soy una persona responsable y que pueden confiar en mí. ¿En qué debo mejorar?”.

Escribe cómo podrías iniciar tú una conversación de este tipo con ellos.

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UNA IDEA: Repasa el capítulo 3 del primer volumen. Después de leerlo, prepara una lista con todas las preguntas que te gustaría hacerles a tus padres.

[Ilustración de las páginas 184 y 185]

Si pagas tus deudas a tiempo, te ganarás la confianza del banco. Del mismo modo, si obedeces las reglas de tus padres, te ganarás su confianza